Con este post comenzamos una serie en la que intentaremos aclarar conceptos como Sostenibilidad, Eficiencia Energética, Energías Renovables, Casas Pasivas, Passivhaus, palabras que están muy manidas y no siempre se utilizan de la manera correcta.

Me sorprendí al buscar en la RAE el significado de eficiencia, dice así: “capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado”. ¿Ya está? ¿Solo eso? ¿Eficiente es alguien que es capaz de conseguir algo? ¡Pues vaya chasco!

Y tras verme casi en el punto de tener que abandonar este tema, porque al primer párrafo me tumbaron el argumento…, caí de la burra.

Decir de alguien que es una persona capaz es mucho decir. Capaz, eficaz o competente (sinónimos entre sí), son aquellos que consiguen un “efecto determinado” de la manera más rentable, con la menor cantidad de recursos o en el menor tiempo.

Todos, si lo intentamos, conseguiríamos ese “efecto determinado” pero nos llevaría más tiempo, dejando de ser rentables y por tanto eficientes.

Al contrario, una persona incapaz, “soy incapaz de mentir”, no quiere decir que no pueda hacerlo, es que lo hace mal, ¡de hecho a mí me pillan siempre!

Subida a mi burra otra vez, continúo mi camino.

Eficiencia Energética es una característica de los productos que necesitan energía, que consiste en que para conseguir ese “efecto determinado” demanden la menor energía posible y digo demanden, que no consuman, que es muy distinto.

Es decir, una lavadora, cuyo “efecto determinado” es conseguir ese soñado “frotar se va a acabar”, es eficiente energéticamente cuando necesite los menos kW posibles para lavar mi ropa. Las hay eficientes, menos eficientes e incapaces, que son aquellas que dejan la ropa peor que yo en la selva del Perú, con mi jabón Chimbo.

En resumen, una casa eficiente es aquella que necesita muy poco aporte de energía para mantener los calcetines de lana guardados en el armario en invierno, y nuestro abanico colgado de adorno en el salón de nuestra abuela, en verano.